En una tarde gris en la capital del país y sobre el TD Place Stadium, Atlético Ottawa inauguró la temporada 2025 de la Canadian Premier League, no con una victoria, pero sí con algo más valioso en el cosmos del futbol: carácter. El empate 2-2 frente a HFX Wanderers dejó más que dos goles por bando; dejó señales de identidad en construcción, preguntas abiertas y una certeza para toda la afición: este equipo no baja los brazos.
El guion de esta película empezó adverso. A los 20 minutos, Giorgio Probo silenció la grada con una definición precisa al darle la ventaja a HFX tras una acción que exhibió grietas en la última línea de Ottawa. El visitante, como un depredador al acecho de un nuevo error de su presa, olió sangre y volvió a golpear apenas iniciado el segundo tiempo. Stefan Rea, entendiendo el espacio que le dejaron puso el 0-2 y obligó a los locales a replantearse todo lo practicado en la semana.
La reacción no se hizo esperar. No fue una cuestión táctica (aunque hubo ajustes desde el banquillo), fue una cuestión de alma, de coraje, de orgullo, de carácter. Sam Salter, que jugó un gran partido, lanzó un gran pase por encima de la defensa que Diego Rodríguez cazó con hambre y envolvió en la red al minuto 60. La grada despertó y el equipo también.
Lo que vino después fue empuje, fue presión, fue futbol con el corazón y con ese par que siempre hay que poner. Fue al minuto 79, Aboubacar Sissoko viniendo desde el banquillo, conectó el balón que firmó el empate. Lo gritó todo el estadio y también la banca, porque remontar dos goles en el estreno en casa no es poca cosa.
Diego Mejía y su cuerpo técnico encara la reconstrucción de una identidad. Aún se nota en los espacios por corregir, pero también en las ideas: hay intención de juego, hay agresividad ofensiva, hay juventud con hambre.
El punto sabe a gloria, a alivio, a justicia. No fue el mejor inicio posible, pero sí una muestra de que Ottawa está dispuesto a competir hasta el último minuto. En un campeonato tan parejo como la CPL, aprender a sobrevivir puede ser tan importante como saber ganar.
Esto no fue una remontada, fue un mensaje: estamos vivos y vamos a pelear hasta el final. ¡VAMOS ATLETI!
