El sol primaveral se asomaba tímidamente entre las nubes que cubrían un pletórico TD Place. La hinchada rojiblanca una vez más acudía a la convocatoria de su equipo, respondían al sonido de los tambores de guerra y se daban cita para ser testigos de una nueva demostración de que en Ottawa se juega con los pies y se gana con el alma.
EL ZARPAZO QUE ABRIÓ LA HERIDA
Era el minuto 37 cuando el exceso de confianza en la salida permitió a Ronan Kratt encarar a Nathan Ingham: derechazo raso y el silencio cayó pesado en las gradas. El líder se tambaleaba y, peor aún, ya sin su capitán Amer Didic en el terreno de juego debido a una lesión.
EL TRUENO DE KEVIN DOS SANTOS
Diego Mejía ajustó al entre tiempo. Al 55’ Kevin Dos Santos cazó un balón a 30 metros, levantó la vista y soltó un obús que eligió destino el ángulo superior izquierdo de la portería defendida por Sean Melvin. La tribuna explotó.
ANTINORO PRENDE LA HOGUERA
Pacific no alcanzaba a recomponerse del primero cuando Ballou Tabla sorteó a dos rivales por la banda y sirvió una diagonal de la muerte que Gabriel Antinoro, con esa hambre de goleador, se anticipó a su marcador y mandó el balón al fondo de la portería. Era el minuto 64 y Ottawa ya le había dado la vuelta.
DAVID RODRÍGUEZ ESCRIBIÓ POESÍA CON LOS BOTINES
Y entonces llegó la obra maestra. Minuto 69, Sam Salter persigue un despeje de Ingham como quien persigue un sueño imposible, giró dentro del área y habilitó a David Rodríguez. El mexicano detuvo el tiempo: recortó con suavidad a un defensa y al portero, dejó como estatua a un tercero. No pateó, no fusiló, simplemente la acarició. Como si el césped fuera testigo de algo sagrado. Ahora lo llaman “El Messi de Ottawa” pero no, él es mexicano se llama David y se apellida Rodríguez Uribe y está aquí para escribir su propia historia.
INVICTOS, FUERTES Y CON ALMA GUERRERA
Atlético Ottawa no sólo ganó. Se reafirmó. Líder invicto. Trece puntos, cuatro victorias consecutivas y con un sello que ya es inconfundible: un equipo que juega con el alma y nunca baja los brazos.